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miércoles, 26 de mayo de 2010
¿Por qué Sanare no tiene un cine?
Hace muchos años pasaron una película llamada Cinema Paradiso que retrataba la destrucción del cine de un pueblo para dar paso al progreso. No imaginábamos que pronto esa imagen sería cotidiana en nuestra realidad y que los viejos cines de nuestra infancia poco a poco irían desapareciendo como espacios de proyección de películas para convertirse en templos evangélicos, alquilados por estos a las Alcaldías y otros entes públicos y privados.
En todos las ciudades y pueblos de nuestra geografía existían cines y, en el peor de los casos, locales donde pasaban viejas y gastadas películas. El cine es importante en la vida de los pueblos; sirve para hacernos pensar, para acercarnos a otros mundos, para darnos a conocer los puntos de vista de los demás; nos hace reír, nos emociona, nos confronta con nuestra visión del mundo, nos entretiene. El cine, a nuestro modo de ver, no sólo es un espacio de distracción donde se ven nuevas o viejas películas. Es un lugar de encuentro, de compartir, de romances furtivos; en la IV República, incluso, se usaba como lugar de contactos y de conspiración. Es un espacio que si sabemos sacarle provecho puede contribuir a fortalecer la memoria, la organización, la identidad de los pueblos.
Lamentablemente, el monstruo de la globalización instaló en nuestras vidas dos grandes empresas de cine (Cinex y Cines Unidos) que, como dato “curioso”, sólo prestan servicio en los centros comerciales. Si usted ha visitado alguno o es asiduo, sabrá que entrar a uno de estos templos del consumismo, implica tener mucho real porque la consigna de los mismos es “compre, compre, compre”. Así, ir al cine pierde su sentido de relax y distracción para pasar a ser una actividad para quienes tienen mucho real, porque además de ver una película tiene que disponer de dinero para comprar comida chatarra (especialidad de estos malls); comprar algún antojo de los muchos que le vende la publicidad y pare de contar. Pero además y tan grave como lo anterior, a la hora en que usted está viendo determinada película, lo están haciendo en Margarita, Mérida, Valencia, Cumaná, China o Buenos Aires; de manera que el proceso de uniformarnos no descansa. Los que tienen el poder, los grandes centros financieros si saben sacarle provecho a las salas de cine.
En Sanare, cuna del Caimán y de Caimaneando, existe un local (anteriormente el cine) que, al contrario del proceso de socialización que se vive en Venezuela, cada día se privatiza más. Existe, según nos cuentan, un comodato entre el Municipio y un particular que pareciera no caducar jamás. Todos lo vemos: vacío, solo y sucio mientras el deterioro se hace dueño y señor de un espacio que nos pertenece a todos. A la par que este espacio se desperdicia, los jóvenes y no tan jóvenes, se dedican a darle vueltas a la plaza, en un círculo sin fin y sin sentido a lo que han dado en llamar el Tontódromo o plaza de Sanare. Para el entretenimiento, la distracción en familia proliferan bares, botiquines y ventas de alcohol por todas partes.
Hace algunos años, recién electo el actual Alcalde, le presentamos una propuesta que buscaba recuperar este espacio para la gente. Le planteamos en una reunión le necesidad de recuperar el cine como tal; incorporar a algunos discapacitados al mercado laboral del Municipio ubicándolos en el cine; llevar gratuitamente el cine a las escuelas, escogiendo semanalmente una institución para proyectarle películas con contenido ecológico; acompañar jornadas de salud, de educación, culturales, deportivas, etc. En fin, nos atrevimos a soñar con la posibilidad de darle a los sanareños un espacio para el encuentro, la distracción sana y en familia. En aquel momento nos respondió que él ya tenía un proyecto similar. Hoy, varios años después, vemos con tristeza que no sólo no existía tal proyecto, sino que no estaba en sus planes permitir que otros participaran en esta iniciativa.
El sectarismo, la prepotencia o la ignorancia, tal vez no le permiten ver a nuestros gobernantes locales la importancia de este espacio que tenemos justo en la Plaza Bolívar. En torno a él podrían girar innumerables propuestas de organización, de participación y protagonismo. Además de proyectar buen cine, podría ser un lugar importante para organizar campañas tendientes a mejorar cada día más nuestro entorno con iniciativas de las comunidades en salud, cultura, experiencias comunitarias. Alguien dijo, no sin razón, que una imagen es capaz de hablar más que mil palabras. A lo mejor estamos desperdiciando una herramienta que está ahí mismo, en nuestras narices.
Ciudadano Alcalde, señores concejales, ¿y si nos atrevemos a soñar con el derecho que tiene este pueblo honesto y trabajador a tener algo más que bares y botiquines y le damos la oportunidad de abrir esa ventana al mundo que significa el cine de calidad?
Desde Caimaneando, reiteramos aquella propuesta que alguna vez hicimos: vamos a devolverle a Sanare su cine. Vamos a construir espacios para la gente.
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Eso es embuste, claro que hay cine, yo fui hace un año y pico... Queda en una casita cerca de la antena (No es la casa del alcalde, estoy seguro).
ResponderEliminarAhora que recuerdo bien, eso era la iniciativa de una familia, que le proyecta peliculas a los niños de la zona.
Claro que tiene cine...
Ya le envié el articulo a la Oficina de Atención al Ciudadano del Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Vamos a ver que me dicen, que se puede hacer al respecto.
ResponderEliminarcDaniel: que vaina con tu. Estamos hablando del local grandote que está frente a la plaza, el que ahorita es depósito de cucarachas y ratones... No del cine-club de La Loma. Y si tomamos en local de la plaza??? Guara-Caimana
ResponderEliminarY ustedes no tienen una cinemateca allá pues en la casa de la cultura?
ResponderEliminarAH... El viejo cine de mi pueblo. cuanto lo añoro. ANÓNIMO : Tienes razón. Lo del comodato, sencillamente hay que derogarlo. En cuanto al alcaldecito de este pueblo; ese tipo no es más inútil, prepotente y malversador, porque le da pereza entrenar.veo el viejo local del cine Miracuy como EL AUDITORIO de nuestra UBV. Misión Sucre.
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