CUALQUIER SUMISION ES NUESTRA DERROTA. SOLO LA ACCION SOBERANA DEL PUEBLO ES LIBERTAD

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Sabe qué, presidente? Ese es tu derecho

Por allá por el año 2007 escribimos un artículo donde afirmábamos que no se hace revolución con loros y focas; por supuesto, suponemos que no lo leyó por aquello de “águila no caza moscas”. La verdad es que no tenemos idea de lo que se siente ser águila, seguramente el Che, Camilo o el Mono Jojoy murieron sin saberlo.
En ese momento, planteábamos porque no nos sorprendían los resultados de la reforma y argumentábamos entre otras cosas que era una derivación de tratar de invisibilizar a todo aquel que no cantase a coro UH AH CHÁVEZ NO SE VA.
En ese artículo adelantábamos que la mayor reflexión debía realizarla Ud., siendo necesaria una revisión a lo interno para entender que no se puede construir un proceso de cambios convocando sólo a los amigos, adulantes, lisonjeantes o simplemente jalabolas.
Ud. puede ahora hacerle caso a Aristóbulo y afirmar que fue un triunfo contundente del PSUV. Ud. puede convencerse que nombrar como en 2007 a su “amigo” Arias Cárdenas para el Zulia o mantener a William Fariñas en Nueva Esparta fue un éxito.
Ud. puede seguir alabando a Tarek y Maestre como gobernadores revolucionarios. Es su derecho.
Ud. puede convocar a una Cadena Nacional y explicarnos con chistes, cuentos y anécdotas familiares que el hecho de que 7 de cada 10 venezolanos no lo acompañasen en estas elecciones que Ud. convirtió en plebiscito no vinculante, es sólo un pequeño tropiezo.
Es su derecho.
Ud. puede seguir de noche llamando a eso que llaman La Hojilla y apoyar ese escenario de fomento de la cultura de la burla, la descalificación y la homofobia. Ud. puede continuar contándonos que los millones de kilos de alimentos podridos fue sólo una mala jugada del imperio y que la falta de luz es sólo un saboteo.
Es su derecho.
Ud. puede autonombrarse marxista y revolucionario pero no gritar dolor ante el asesinato del Comandante Mono Jojoy; el compa Juancho, otra mosca sin aspiraciones de águila, lo llamó en un excelente artículo “Una de las mejores lanzas de Nuestramérica”, Ud. aprovechó la transmisión para alabar el canal de Cisneros. Es su derecho.
Ud. puede insistir que el PSUV es un partido revolucionario y que el pueblo escogió sus candidatos. Ud. puede contar ahora que se recuperó Carabobo y que ganó en la mayoría de los estados, sin tomar en cuenta la Ingeniería Electoral del CNE. Ud. puede seguir creyendo que pueblo es Lina Ron y 50 motorizados. Ud. puede ilustrarnos que no cumplir la meta de 120 diputados, ni los 2/3, ni siquiera los 3/5 de la Asamblea Nacional es un triunfo de la revolución.
Es su derecho.
Lo otro presidente, sería que Ud. entendiese que el Socialismo Burocrático conduce al fanatismo y al sectarismo y que 70 años de la URSS y 50 de Cuba demostraron que ese no es camino. El dilema no puede ser neoliberalismo o partidocracia, sino construir una verdadera Democracia Radical Participativa, donde el pueblo conformado en Constituyente Permanente decida día a día el rumbo de este proceso.
La idea marxiana es destruir el Estado no fortalecerlo y para eso hace falta mucho más que leyes e instituciones burguesas; se necesita meterse profundo en los caminos del pueblo, mostrar sus necesidades, compartir sus angustias y no presentar una programación del tipo del Sistema Nacional de Medios Públicos donde todo es positivo.
La revolución debe tener como objetivo iluminar a los olvidados de la tierra, si se intenta invisibilizarlos, ahí estará Globovisión para sacarlos a la luz y mostrarse como su aliado.
El águila, no Ud. que no caza moscas sino el otro, el Águila imperial, acecha y no será con la política del miedo dirigida hacia quien recibe una beca o disfruta de un salario cada día más menguado por la inflación que podremos derrotarlo.
No se si Ud. se habrá dado cuenta, pero actuar como el avestruz ante la corrupción y la ineficiencia no ha dado buenos resultados.
Claro, estas son sólo reflexiones de una simple mosca y Ud. sabe como somos las moscas que no pedimos permiso para importunar.
Sabe qué presidente? Me gustaría tratarle de tú como a un kamarada, como al Che, como al Mono, como a Camilo, quién sabe si eso será posible algún día, por lo pronto espero que supere el Síndrome del Titanic.
El grito sigue siendo el mismo… HASTA LA VICTORIA SIEMPRE… VENCEREMOS.

Carlos J. Acosta
www.blogdearaya.blogspot.com

lunes, 27 de septiembre de 2010

Vamos a sembrar al Caimán


Hoy amaneció el día frío y triste en Sanare, pueblo de montaña del estado Lara, cuna del famoso y querido Caimán.
El Caimán cuenta cuentos, cultor del pueblo que hace poco fue utilizado impunemente como bandera de algunos personajillos de la vida local, acaba de dejarnos. Murió en el Hospital José María Bengoa, en Sanare; en el mismo hospital que lo atendió en los últimos meses y de donde fue sacado con una impresionante campaña mediática de por medio, por el Gobernador Henry Falcón y por sus aliados locales para una clínica y vuelto a traer al hospital que siempre lo cuidó.
El Caimán murió en su pueblo, con su pueblo. Pueblo que honrará su memoria y preservará el extraordinario aporte de este cultor popular. Honor y Gloria al Caimán de Sanare.
Mañana, a las 8:00 am. Vamos a sembrar al Caimán

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Credo del Revolucionario Desubicao



Queremos ser revolucionarios pero no nos imaginamos a una sociedad sin policía, hospitales, fábricas, iglesias ni escuelas: el capitalismo es de pinga, lo que está es mal administrado. Y yo, como soy revolucionario, sí lo voy a administrar bien.

Queremos hacer una revolución pero creemos que eso es posible industrializando más al país.

Queremos acabar con la opresión pero creemos que lo mejor es crear sindicatos que organicen y le pongan orden a la explotación: los trabajadores en el capitalismo somos esclavos, pero si nos suben el sueldo y nos dan cestatiquets entonces trabajaremos más felices, seremos explotados con más justicia, y ya casi somos socialistas.

Queremos acabar con la violencia c r i m i n a l pero no con la sociedad que enriquece a unos y empobrece a otros.

Queremos (y decimos) ser revolucionarios pero creemos que la otra sociedad consiste en que todo el mundo tenga carro, apartamento y billete para viajar por el mundo.

Queremos construir una sociedad de iguales pero seguimos creando universidades y fomentando “el derecho al estudio”, con lo cual prolongamos la idea burguesa y fascista según la cual hay que estudiar “para ser alguien en la vida”. La universidad es una creación medieval pero creemos poder ponerla al servicio de la revolución cambiándole el nombre: ahora hay universidades socialistas, indígenas y bolivarianas y sus profesores y estudiantes siguen creyendo que estudiar mientras otros producen alimentos, limpian las calles y construyen las casas, es un modelo viable de construcción de la otra sociedad.

Queremos ser revolucionarios pero no nos atrevemos a decirle a Chávez que está pelando bolas cuando éste anuncia que va a crear un “banco revolucionario”, porque corregir al Comandantísimo es ser escuálido, y la pinga, es mejor aplaudirle y celebrarle todo al jefe, no vaya a ser que me boten del partido o del ministerio donde pergeño los churupos.

Queremos acabar con el machismo pero no con los modelos publicitarios y televisivos que te “enseñan” lo esencial de la “hombría”: tener al lado a una jeva dócil, un culo formidable con tetas de plástico, y en la casa a una negra que te lave los platos y te limpie la casa y te cuide a los muchachos mientras tú y tu jeva (una revolucionaria feminista y experta en cuestiones de género) salen a hacer la revolución.

Queremos acabar con la proliferación de armas de fuego pero ni de vaina nos planteamos la posibilidad de proscribir la fabricación de armamentos y encarcelar a quienes se hicieron millonarios con ese negocio No: mejor inventarse medidas como el cambio de bichas por juguetes o libros o cestas de comida.

Queremos acabar con la pobreza pero no queremos acabar con la sociedad que produce pobres para mantenerse. El capitalismo necesita obreros y éstos tienen que ser seres humanos desesperados, capaces de hacer lo que sea (incluso ser triturados en una fábrica) por un piche salario.

Queremos ser revolucionarios pero aplaudimos y se nos salen las lágrimas de la emoción cada vez que escuchamos sobre los triunfos de las orquestas del “maestro” Abreu repitiendo la música muerta de una sociedad muerta.

Queremos difundir el ejemplo del Che Guevara y para ello nos trasladamos en una camioneta blindada, vestidos con ropa de marca, hasta donde viven nuestros camaradas pobres: ellos que se porten como el Che mientras yo me porto como Rockefeller.

Queremos hacer una revolución pero seguimos repitiendo y galvanizando el discurso que glorifica a héroes constructores de la patria burguesa que tenemos: Bolívar, Miranda, Zamora, Gallegos.

Queremos ser revolucionarios pero no corregimos a Chávez cuando éste alaba a Úslar Pietri por su presunto carácter de “burgués nacionalista”, como si amar a la patria burguesa que los enriqueció y convirtió en vacas sagradas fuera para los burgueses un valor esencial para ganarse nuestro respeto.

Queremos ser revolucionarios pero ni siquiera cuestionamos la denominación “socialismo” para lo que queremos construir, siendo que el socialismo es una creación de europeos burgueses en los albores de la sociedad industrial.

Queremos ser revolucionarios pero nos dejamos seducir por el discurso que hermana al cristianismo con las ansias libertarias de los pobres, como si postrarse ante Dios no fuera la forma más difundida de sumisión ante las variantes del colonialismo y la opresión: un ser humano que es capaz de hincarse de rodillas y bajar la frente ante una entidad que no existe, ante la mentira más gigantesca y estúpida de la historia de la humanidad (un ser todopoderoso, misericordioso y terrible) es capaz de bajar la frente e hincarse ante un rico, un cura, un poderoso, un jefe, un uniformado, un producto comercial, una música impuesta, unos efectos especiales, un carro último modelo, una paca de billetes, una familia perfecta (padre, madre, hijos, trabajo estable, carros, propiedades y esclavos) una mujer hermosa pero de cuerpo artificial, un discurso hermoso pero artificial, una idea de socialismo hermosa pero artificial: si usted no es capaz de rebelarse contra la idea opresiva de Dios usted no es capaz de rebelarse ante nada, por mucho que diga que es o quiere ser revolucionario, por los credos de los credos, amén.

José Roberto Duque

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Sergio, grito desobediente: ¡Presente!, ¡Presente!



El flaco Sergio Rodríguez Apenas tenía 27 años cuando una bala asesina acabó con su vida aquel 23 de septiembre de 1993, en la esquina de El Chorro.

17 años han pasado desde aquel amargo día en que una de las tantas marchas salidas de la Universidad, llena de colorido, de gente rebelde y contestataria fue marcada por la muerte de este recordado compañero. Era práctica común en la IV República recibir las protestas del pueblo con plomo. Pocas manifestaciones de masas que osaran tomar la calle lograron el record de terminar sin muertos. El idioma prevaleciente para quienes protestábamos era bala, persecución y cárcel. Y Sergio lo sabía, sabía que a diferencia de estos años de la V República, la protesta no era un juego de niños ni comparsas de muchachos y muchachas bonitas con consignas vacías. “Lobos hambrientos nos persiguen, escupen ráfagas de plomo y metal para callar nuestro pensamiento”; pero “…por más que nos corten las alas, sabremos levantar siempre el vuelo cada vez más alto, más unidos. Nos multiplicaremos y seremos definitivamente invencibles"

Para quienes no conocieron al flaco Sergio, Quijote enamorado, comprometido, revolucionario a carta cabal, quizás suene exagerado lo que afirmamos acerca de este ser infinito con el cual tuvimos el privilegio de militar. Con una profunda intuición de clases, desde muy joven supo cuál era su lugar en el mundo en la lucha de explotados y explotadores; en la guerra eterna entre pobres y ricos: “Aquí voy, cual loco alegre regalando mis harapos a los desposeídos, compartiendo el pan de las ideas libertarias. Aquí vengo, cual Quijote enmudecido entregando mi amor como un pan compartido para todos”. Era una de esas personas que siempre tenía una sonrisa en la cara, pasara lo que pasara en su casa o en su vida; siempre el entusiasmo por delante, sin importar el tamaño de la misión que tuviera enfrente, porque para él no había tarea grande o chiquita, todas eran importantes si contribuían al sueño de la liberación del pueblo. En todas estaba siempre presente con su sonrisa desobediente; esa con la que castigó por última vez a sus asesinos aquel nefasto 23 de septiembre.

Sin temor a ser tildados de mitómanos, de querer crear nuevos ídolos, no dudamos en afirmar que este flaco se las traía; con su militancia demostró que la teoría del Hombre Nuevo se podía convertir en carne, acciones, poemas, canciones, protestas, propuestas y sueños. "Ché pensamiento del Hombre Nuevo, camino firme y seguro de la esperanza, ¡yo estoy contigo!

De su militancia organizada conocemos que en la década de los 80, junto con otros jóvenes de la Parroquia 23 de Enero (Monte Piedad), forman el “Grupo Cultural Hombre Nuevo”. De este grupo surgirá “El Vocero de Monte Piedad”, periódico popular que acompañará las luchas político-culturales de esta aguerrida zona de Caracas. Será este periódico una referencia para los esbirros de la IV República a la hora de perseguir, allanar y encarcelar a los compañeros del movimiento Hombre Nuevo.
Recordamos de esa década la participación del Flaco en los sucesos de febrero de 1989, conocidos como “El Caracazo” y que costaron la vida de miles de humildes habitantes de esta tierra, entre los que queremos destacar a Yulimar, compañera de lucha de Sergio que cayó asesinada el 27 de Febrero cuando apenas tenía 21 años. Los cuerpos represivos, ante la incapacidad de explicar este fenómeno de alzamiento masivo de la población, decidieron acusar a varios grupos organizados, entre ellos el colectivo “Hombre Nuevo”, con detenciones y persecución de sus integrantes.

Con el mismo entusiasmo subversivo se incorpora al Movimiento NuestrAmérica, conocido mayormente como Desobediencia Popular; allí asumirá tareas de todo tipo, desde la pega del afiche, la elaboración del panfleto, el enfrentamiento con los cuerpos represivos del Estado, las actividades con compañeros de otros países para construir una referencia de y para América Latina: “Crece América y expande tu sangre libertaria hacia las entrañas del norte. Crece y amamanta a tus hijos subversivos. Crece y préñate de millones de hijos con flechas para que combatan a los hambreadores…”.

Posteriormente, en el año 1992, su compromiso con los oprimidos lo lleva a incorporarse a la alianza que venían tejiendo civiles y militares para irrumpir contra el estado corrupto y opresor de adecos y copeyanos que, aunque fallido, permitió que el país conociera la existencia de un grupo de militares patriotas encabezados por Hugo Chávez, hoy Presidente de la República. Especial participación tuvo el flaco en la segunda intentona, la del 27 de noviembre de ese mismo año, al convertirse en uno de los civiles que coordinaron con los militares aliados en la zona del 23 de Enero, particularmente en la toma del Museo Militar.

Difícil hacer una semblanza del Flaco Sergio sin mencionar su relación con Victoria, su madre. Como ser integral, revolucionario, tenía una relación especial con su familia, con sus amigos, con sus amores, con sus camaradas. A Victoria, quien todavía espera justicia por su hijo arrebatado, le llena el profundo vacío de su partida saber que parió a un ser humano amoroso y comprometido, que teniendo sólo la vida para dar, la dio por esta Patria Grande que estamos construyendo “Madre…Por mujeres como tú, habría que estar dispuesto a dar cualquier cosa aunque sea nada más la vida”.

Y ese fue el tributo que ofrendó nuestro Flaco aquel día del 23 de septiembre de 1993 “…dispuesto a entregar mi vida, estando seguro y convencido de que la muerte no existe”, porque en cada acto, en cada homenaje, en cada pared de cualquier barrio, parroquia, universidad o pueblo, la voz, el poema, el ejemplo de Sergio está presente con su grito y su sonrisa desobediente marcando el camino del Hombre Nuevo que debemos construir para darnos la Patria que nos merecemos.