CUALQUIER SUMISION ES NUESTRA DERROTA. SOLO LA ACCION SOBERANA DEL PUEBLO ES LIBERTAD

lunes, 26 de septiembre de 2011

Carta de Chávez a la ONU...Por un Estado Palestino


Miraflores, 17 de septiembre de 2011

Su Excelencia
Ban Ki-Moon
Secretario General
Organización de las Naciones Unidas

Señor Secretario General:
Distinguidos representantes de los pueblos del mundo:

Dirijo estas palabras a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, a este gran foro donde están representados todos los pueblos de la tierra, para ratificar, en este día y en este escenario, el total apoyo de Venezuela al reconocimiento del Estado palestino: al derecho de Palestina a convertirse en un país libre, soberano e independiente. Se trata de un acto de justicia histórico con un pueblo que lleva en sí, desde siempre, todo el dolor y el sufrimiento del mundo.

El gran filósofo francés Gilles Deleuze, en su memorable escrito La grandeza de Arafat, dice con el acento de la verdad: La causa palestina es ante todo el conjunto de injusticias que este pueblo ha padecido y sigue padeciendo. Y también es, me atrevo agregar, una permanente e indoblegable voluntad de resistencia que ya está inscrita en la memoria heroica de la condición humana. Voluntad de resistencia que nace del más profundo amor por la tierra.

Mahmud Darwish, voz infinita de la Palestina posible, nos habla desde el sentimiento y la conciencia de este amor: No necesitamos el recuerdo/ porque en nosotros está el Monte Carmelo/ y en nuestros párpados está la hierba de Galilea./ No digas: ¡si corriésemos hacia mi país como el río!/ ¡No lo digas!/ Porque estamos en la carne de nuestro país/ y él está en nosotros.

Contra quienes sostienen, falazmente que lo ocurrido al pueblo palestino no es un genocidio, el mismo Deleuze sostiene con implacable lucidez: En todos los casos se trata de hacer como si el pueblo palestino no solamente no debiera existir, sino que no hubiera existido nunca. Es, cómo decirlo, el grado cero del genocidio: decretar que un pueblo no existe; negarle el derecho a la existencia.

A propósito, cuánta razón tiene el gran escritor español Juan Goytisolo cuando señala contundentemente: La promesa bíblica de la tierra de Judea y Samaria a las tribus de Israel no es un contrato de propiedad avalado ante notario que autoriza a desahuciar de su suelo a quienes nacieron y viven en él. Por eso mismo, la resolución del conflicto del Medio Oriente pasa, necesariamente, por hacerle justicia al pueblo palestino; éste es el único camino para conquistar la paz.

Duele e indigna que quienes padecieron uno de los peores genocidios de la historia, se hayan convertido en verdugos del pueblo palestino: duele e indigna que la herencia del Holocausto sea la Nakba. E indigna, a secas, que el sionismo siga haciendo uso del chantaje del antisemitismo contra quienes se oponen a sus atropellos y a sus crímenes.

Israel ha instrumentalizado e instrumentaliza, con descaro y vileza, la memoria de las víctimas. Y lo hace para actuar, con total impunidad, contra Palestina. De paso, no es ocioso precisar que el antisemitismo es una miseria occidental, europea, de la que no participan los árabes. No olvidemos, además, que es el pueblo semita palestino el que padece la limpieza étnica practicada por el Estado colonialista israelí.

Quiero que se me entienda: una cosa es rechazar al antisemitismo, y otra muy diferente aceptar pasivamente que la barbarie sionista le imponga un régimen de apartheid al pueblo palestino. Desde un punto de vista ético, quien rechaza lo primero, tiene que condenar lo segundo.

Una digresión necesaria: es francamente abusivo confundir sionismo con judaísmo; no pocas voces intelectuales judías, como las de Albert Einstein y Erich Fromm, se han encargado de recordárnoslo a través del tiempo. Y, hoy por hoy, es cada vez más numerosa la ciudadanía consciente que, en el propio Israel, se opone abiertamente al sionismo y a sus prácticas terroristas y criminales.

Hay que decirlo con todas sus letras: el sionismo, como visión del mundo, es absolutamente racista. Estas palabras de Golda Meir, en su aterrador cinismo, son prueba fehaciente de ello: ¿Cómo vamos a devolver los territorios ocupados? No hay nadie a quien devolverlo. No hay tal cosa llamada palestinos. No era como se piensa que existía un pueblo llamado palestino, que se considera él mismo como palestino y que nosotros llegamos, los echamos y les quitamos su país. Ellos no existían.

Necesario es hacer memoria: desde finales del siglo XIX, el sionismo planteó el regreso del pueblo judío a Palestina y la creación de un Estado nacional propio. Este planteamiento era funcional al colonialismo francés y británico, como lo sería después al imperialismo yanqui. Occidente alentó y apoyó, desde siempre, la ocupación sionista de Palestina por la vía militar.

Léase y reléase ese documento que se conoce históricamente como Declaración de Balfour del año 1917: el Gobierno británico se arrogaba la potestad de prometer a los judíos un hogar nacional en Palestina, desconociendo deliberadamente la presencia y la voluntad de sus habitantes. Hay que acotar que en Tierra Santa convivieron en paz, durante siglos, cristianos y musulmanes, hasta que el sionismo comenzó a reivindicarla como de su entera y exclusiva propiedad.

Recordemos que, desde la segunda década del siglo XX, el sionismo, aprovechando la ocupación colonial británica de Palestina, comenzó a desarrollar su proyecto expansionista. Al concluir la Segunda Guerra Mundial, se exacerbaría la tragedia del pueblo palestino, consumándose la expulsión de su territorio y, al mismo tiempo, de la historia. En 1947 la ominosa e ilegal resolución 181 de Naciones Unidas recomienda la partición de Palestina en un Estado judío, un Estado árabe y una zona bajo control internacional (Jerusalén y Belén). Se concedió, vaya qué descaro, el 56% del territorio al sionismo para la constitución de su Estado. De hecho, esta resolución violaba el derecho internacional y desconocía flagrantemente la voluntad de las grandes mayorías árabes: el derecho de autodeterminación de los pueblos se convertía en letra muerta.

Desde 1948 hasta hoy, el Estado sionista ha proseguido con su criminal estrategia contra el pueblo palestino. Para ello, ha contado siempre con un aliado incondicional: los Estados Unidos de Norteamérica. Y esta incondicionalidad se demuestra a través de un hecho bien concreto: es Israel quien orienta y fija la política internacional estadounidense para el Medio Oriente. Con toda razón, Edward Said, esa gran conciencia palestina y universal, sostenía que cualquier acuerdo de paz que se construya sobre la alianza con EEUU será una alianza que confirme el poder del sionismo, más que confrontarlo.

Ahora bien: contra lo que Israel y Estados Unidos pretenden hacerle creer al mundo, a través de las transnacionales de la comunicación, lo que aconteció y sigue aconteciendo en Palestina, digámoslo con Said, no es un conflicto religioso: es un conflicto político, de cuño colonial e imperialista; no es un conflicto milenario sino contemporáneo; no es un conflicto que nació en el Medio Oriente sino en Europa.

¿Cuál era y cuál sigue siendo el meollo del conflicto?: se privilegia la discusión y consideración de la seguridad de Israel, y para nada la de Palestina. Así puede corroborarse en la historia reciente: basta con recordar el nuevo episodio genocida desencadenado por Israel a través de la operación “Plomo Fundido” en Gaza.

La seguridad de Palestina no puede reducirse al simple reconocimiento de un limitado autogobierno y autocontrol policíaco en sus “enclaves” de la ribera occidental del Jordán y en la franja de Gaza, dejando por fuera no sólo la creación del Estado palestino, sobre las fronteras anteriores a 1967 y con Jerusalén oriental como su capital, los derechos de sus nacionales y su autodeterminación como pueblo, sino, también, la compensación y consiguiente vuelta a la Patria del
50% de la población palestina que se encuentra dispersa por el mundo entero, tal y como lo establece la resolución 194.

Es increíble que un país (Israel) que debe su existencia a una resolución de la Asamblea General, pueda ser tan desdeñoso de las resoluciones que emanan de las Naciones Unidas, denunciaba el padre Miguel D’Escoto cuando pedía el cese de la masacre contra el pueblo de Gaza, a finales de 2008 y principios de 2009.

Señor Secretario General y distinguidos representantes de los pueblos del mundo:

Es imposible ignorar la crisis de Naciones Unidas. Ante esta misma Asamblea General sostuvimos, en el año 2005, que el modelo de Naciones Unidas se había agotado. El hecho de que se haya postergado el debate sobre la cuestión palestina, y que se le esté saboteando abiertamente, es una nueva confirmación de ello.

Desde hace ya varios días, Washington viene manifestando que vetará en el Consejo de Seguridad lo que será resolución mayoritaria de la Asamblea General: el reconocimiento de Palestina como miembro pleno de la ONU. Junto a las Naciones hermanas que conforman la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), en la Declaración de reconocimiento del Estado palestino, hemos deplorado, desde ya, que tan justa aspiración pueda ser bloqueada por esta vía. Como sabemos, el imperio, en éste y en otros casos, pretende imponer un doble estándar en el escenario mundial: es la doble moral yanqui que viola el derecho internacional en Libia, pero permite que Israel haga lo que le dé la gana, convirtiéndose así en el principal cómplice del genocidio palestino a manos de la barbarie sionista. Recordemos unas palabras de Said que meten el dedo en la llaga: Debido a los intereses de Israel en Estados Unidos, la política de este país en torno a Medio Oriente es, por tanto, israelocéntrica.

Quiero finalizar con la voz de Mahmud Darwish en su memorable poema Sobre esta tierra: Sobre esta tierra hay algo que merece vivir: sobre esta tierra está la señora de/ la tierra, la madre de los comienzos, la madre de los finales. Se llamaba Palestina. Se sigue llamando/ Palestina. Señora: yo merezco, porque tú eres mi dama, yo merezco vivir.

Se seguirá llamando Palestina: ¡Palestina vivirá y vencerá! ¡Larga vida a Palestina libre, soberana e independiente!

Hugo Chávez Frías
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela

sábado, 10 de septiembre de 2011

La misma feria de siempre, los mestizos no vamos…



Los y las políticas del gobierno revolucionario que forman parte de la elite ejecutiva en Lara parecen no entender el papel de desestabilizadores del sistema en que deben convertirse los servidores públicos revolucionarios para no sucumbir ante las posiciones conservadoras a que obliga un estado de derecho moribundo pero vigente y el estado de hecho de esta transición en que estamos obligados a ser irreverentes para que no se nos rompa el sueño y la posibilidad de construir el socialismo.
La atmosfera de hegemonía cultural burguesa del consumo y la diversión que respiramos en la ciudad de Barquisimeto se comenzó a gestar desde la quinta columna del gobierno municipal falconista que siempre denunciamos, la historia nos dio la razón, pero sólo la historia. El triste personaje dejó sembrada una forma de acción política en la alcaldía que no ha permitido que la elite que mantiene el control de las acciones del gobierno municipal ejerza acciones políticas revolucionarias a contrapelo de esa forma tradicional de hacer política, vemos como los carnavales y la feria de Barquisimeto se han convertido en una especie de imitación mala, muy mala, de los esquemas estéticos y éticos de la contrarrevolución mundial, por un lado por que la alianza de Falcón con la empresa privada siempre fue descarada y por otro porque las actuales autoridades siguen con la brújula extraviada por los mismos caminos del traidor pero sólo con los recursos del municipio.
La próxima edición de la feria de Barquisimeto es un reflejo de esta torpeza que, ojo¡ no queremos decir que estas sean acciones contrarrevolucionarias, pero al menos expresan una soberana torpeza política, ausencia absoluta de creatividad y un terrible culillo de alejarse de las prácticas tradicionales de hacer las cosas para evitar una sentencia del comandante. En esta oportunidad se han lavado las manos y han dejado descansar la producción del evento en una suerte de maquila del “show Business” que indefectiblemente se va a ocupar de garantizar el estándar de la cultura basura que no falla, publicidad burreada con bombardeo intensivo de las grandes figuras de las maquinarias mediáticas de la payola industrial mucho perreo (con acordeón y arpa también para variar un poco), pero esta vez con un agravante indigno del trabajo de los cantores. Ahora verés¡.
No conforme con el atropello del que fue objeto el amigo Adelis Freites al ser desincorporado de la parrilla radial y de la nómina de Radio Barquisimeto con altisonantes improperios e insultos ahora se nos propone como una formula burda de acallar nuestras críticas a algunas acciones, una piñata que, en el marco de esta feria, tal y como está concebida por la contratista que la adelanta no es otra cosa que una burla al trabajo de rescate de los valores éticos y estéticos de una revolución socialista que algunos de los que formamos el movimiento cultural progresista de la ciudad venimos haciendo desde mucho antes que quienes se llenan los bolsillos con esta iniciativa pensaran siquiera que les iba a tocar vestirse de rojo para seguir lambuceando los recursos del Estado venezolano, ¿que papel de payasos nos proponen hacer al intentar encajar con nuestro canto libertario y revolucionario en un espacio al que acuden en busca de diversión y desenfreno los sectores de nuestro pueblo que no tienen ni idea que en Somalia en este momento cientos de miles de niños están muriendo de hambre? y que bombean las botellas de sangría vallenata o reggetonera en un aquelarre de sexo, drogas e irreflexión. ¿Que pintamos los cantores en ese escenario que no sea el indignante bozal con el que pretenden silenciarnos para que no recordemos que existen propuestas muy viejas de desconcentrar los recursos de la feria para promover eventos parroquiales con una perspectiva cultural revolucionaria que parta de la valoración dignificante de nuestros usos y patrimonios locales hacia su trascendencia y proyección universal?. Una feria artesanal por parroquia cada dos meses que permita a quienes producen con sus manos y con sus corazones hacerse visibles a toda la nación y que proyecte las expresiones culturales de las comunidades hacia el resto del Estado y del país, ¡es allí donde opera la transformación!.
Cuando los miles que van a los eventos de la feria despierten de la pea ni siquiera se van a acordar quien pago esa fiesta, o sea que ni siquiera como recurso electoral funciona este concepto y la audacia de los cuadros revolucionarios traducida en acción revolucionaria, llega solamente hasta el punto en el que se necesita ser audaz para garantizar la colita en el “portaaviones Chávez”.
Aquiles Nazoa decía “es preferible morirse de hambre que de vergüenza”, el Grupo Mestizo no va a prestarse para avalar la diarrea de millones que se van a gastar para reforzar la cultura chicle del capitalismo mostrándose en el escenario al que van a descansar los que caminan por la feria como una suerte de sorpresa sacada en el ultimo minuto de una chistera, en primer lugar por que el perfil de nuestro grupo no es el de este tipo de evento y además hacerlo por la plata desdice de una trayectoria labrada a punta de fe en los “poderes creadores” de nuestro pueblo.