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miércoles, 26 de mayo de 2010

Del triángulo de las Bermudas al rectángulo larense de la arcilla




Alrededor del Triángulo de las Bermudas se han tejido un sinnúmero de historias, todas inmersas en un profundo misterio; estas pasan por la desaparición de aviones y barcos, la paralización del tiempo y la presencia de ovnis con sus extraterrestres incluidos.

En Venezuela, exactamente entre los Municipios Jiménez, Andrés Eloy Blanco y Morán, existe un rectángulo cuyos vértices se sitúan en cuatro poblaciones: Buena Vista, Quíbor, El Tocuyo y Villa Nueva. Allí se encuentran inmensos depósitos de arcillas de la más alta calidad, de todos los tipos, especialmente el caolín, considerado como el mejor de toda Venezuela. Pues bien, para no quedarnos atrás, este rectángulo también se encuentra rodeado de espeluznantes y macabras historias que nada tienen que envidiarle al triángulo aquel.

Allí vemos como desaparecen los impuestos que supuestamente deberían cancelar los amos y señores de las concesiones autorizadas por el Estado para la explotación del mineral. Nadie sabe cuánto es su monto ni adonde llegan. De igual manera, también notamos como se tornan invisibles ante los ojos de ministros, alcaldes, diputados y otros especimenes de la fauna burocrática todas las violaciones a nuestra Constitución, Leyes y Derechos Humanos de trabajadores y habitantes de la zona. Allí el tiempo se ha detenido, los supuestos dueños de esas minas actúan como señores feudales; se creen amos de pueblos y de personas, usufructúan vilmente de grandes extensiones de tierra e impunemente hacen lo que les da la gana.

Si en el triángulo de las Bermudas existen extraterrestres, en este rectángulo larense deambulan seres extraños, monstruosamente avarientos y con un gran poder depredador, insaciables de dinero y tierras. Sólo devastación e injusticias dejan a su paso. Si usted viene para Sanare, casi llegando notará como el afán de riqueza está acabando incluso con la madre tierra… grandes excavaciones que se justifican sólo por el cochino dinero.

La Revolución Bolivariana, al menos por estas tierras, parece tímida y se hace la vista gorda; mejor dicho, se hace la vista flaca, famélica y desnutrida ante tanto atropello y tantos desmanes en contra del ambiente y de los seres humanos que allí logran sobrevivir. Mano de obra casi esclava, con pésimas condiciones de trabajo.

Mientras tanto, aquí seguimos esperando por un verdadero revolucionario, experto en geometría, que desde este rectángulo pueda “redondear” el discurso del Presidente Chávez convirtiéndolo en justicia, igualdad y bienestar para todos. ¿O seremos nosotros mismos quienes debiéramos asumir la tarea?

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