Hace varias semanas estalló, con bastante razón, un escándalo nacional por el hallazgo de miles de contenedores con comida vencida. En diferentes puntos del país empezaron a aparecer (como si un contenedor que mide 12 x 3 x 2,5 metros fuera difícil esconder) toneladas de alimentos que aunque eran para humanos, su destino será otro. Unos denuncian que están regalando en los barrios lo que aún sin vencerse está muy próximo a hacerlo y otros afirman que harán jabón o alimentarán a los animales con ese tremendo lío. Hay quienes coinciden con ambos bandos y dicen que quienes vivimos en barrios somos animales.
Nuestra Asamblea Nacional se ha negado reiteradamente a debatir el tema y el Contralor General de la República exclama que desde hace dos años viene diciendo que algo le olía podrido y no era en Dinamarca, pero que nadie le hacía caso. La oposición, en cambio, ha dejado atrás su manido grito de guerra “Chávez vete ya” por la renovada consigna “Pudreval, Chávez ahora sí te vas” y en sus noticieros aparece más y más comida maluca.
En cuanto a los responsables, nadie pregunta quién se embolsillaba la reales por alquilar los espacios donde se encontraban los contenedores, o quién le tocaba dar la orden para distribuir esos millones de kilogramos de comida, o por qué se importó tantas toneladas de alimentos y a qué precios. Como siempre, están presos dos chinitos (pero no de RECADI sino de PDVSA) y quien fuera presidente de PDVAL para la época, Luis Pulido. Como buen militar chavista o escuálido famoso debe estar en una celda (no sean mal pensados, seguro que sí está preso) que sería la envidia de cualquier detenido común pero pobre.
De las investigaciones, la última vez que escuché a la Fiscala General (perdonen, no recuerdo cuando fue eso) dijo que había otras dos órdenes de captura pero que no revelaría nombres para no entorpecer la continuación de la mafia, quise decir de las labores investigativas.
Disculpen que deje el reporte hasta aquí pero es que frente a mi casa está pasando una samba y un gentío recordándome que próximamente habrá elecciones. ¡Epa, espérenme ahí, no me quiero perder esa rumbita! Seguiremos informando. Y si no informamos, no importa, es lo mismo.
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