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jueves, 28 de julio de 2011

Cómo atacar los símbolos de NuestrAmérica Rebelde



Esta nota de prensa la tomamos del diario "Ultimas Noticias", de la columna de Leopoldo Puchi, porque nos parece importante ver cómo la canalla mediática de todo el mundo busca acabar con el proceso que viven los pueblos de NuestrAmérica Rebelde. Esta vez se trata de un escritorzuelo español, refrendado por el ultraderechista Mario vargas Llosa, con la única intención de demoler los símbolos sobre los que se está construyendo la nueva Patria Grande

Bolívar ¿Genocida?

¿Quién lo dice? Un tal Pedro González-Trevijano, rector de la Universidad Rey Juan Carlos, que acaba de publicar en España un libro con el título de “Dragones de la política”, prologado por Mario Vargas Llosa.

La idea aparente y formal de la obra es presentar una suerte de nueva categoría histórica, los “dragohumanos”, personajes de épocas, ideologías y latitudes diferentes, pero que tienen, a juicio del autor, en común “las matanzas” y “grandes atrocidades” que perpetraron, y que fueron elevados en vida “a la condición de dioses” como consecuencia del “servilismo y el fanatismo de las masas”. En esta lista de veintisiete genocidas elaborada por González destaca el prócer venezolano Simón Bolívar, quien figura en ella junto a Hernán Cortés, Atila y Gengis Khan.

González considera que por encima de las diferencias que pueden existir entre personajes como Bolívar, Hitler, Aquiles o Fidel Castro hay un denominador común en todos ellos: “la idea de la destrucción”. Y Vargas Llosa no se queda atrás en su prólogo, al señalar que los “dragohumanos” pudieron haber defendido causas justas o causas abominables, pero el rasgo común que los hizo pasar a la historia no fueron ideales, proyectos o gestas, sino sus crímenes masivos.

Así pues, la intelectualidad de derecha ha encontrado una nueva bestia para una nueva cruzada: Simón Bolívar. Ya no les basta con acorralar las corrientes de izquierda y socialdemócratas con el credo neoliberal, aspecto en el que han centrado su actuación en las últimas décadas, sino que consideran que se debe detener el impulso que ha tomado en Latinoamérica, desde el fracaso del ALCA en 1975, la construcción de un nuevo orden de integración de los países del continente.

Este proceso de integración en el Sur necesita, para poder avanzar, recurrir a la fuerza y energía social que brinda la memoria histórica de sus poblaciones y los símbolos de su imaginario colectivo. Y, por supuesto, el más potente y universal de éstos es la figura de Bolívar. No es casual que se le quiera destruir convirtiendo su gesta independentista en un acto criminal, un genocidio, que bien merecería su tribunal de Nuremberg, post morten.

Aunque el planteamiento de González pueda parecer una insolencia aislada, es en realidad expresión de toda una corriente de pensamiento, que tiene su expresión en Venezuela en autores como Ana Teresa Torres, que se han propuesto reescribir la historia de nuestros países para ajustarla a la ideología del pensamiento único.

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