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miércoles, 27 de abril de 2011
La dirigencia del PSUV, el silencio mediático y la deportación de Pérez Becerra
La entrega del periodista Joaquín Pérez Becerra al gobierno colombiano significa un punto de inflexión crucial en el ejemplo que hasta ahora había significado la Revolución Bolivariana para las fuerzas progresistas y antiimperialistas en el mundo. Ninguna consideración o cálculo político, absolutamente ninguno, justifica la medida. Menos que menos cuando todavía están frescos en la memoria política nacional la agresión dirigida por Santos, ex-ministro de defensa de Uribe, a Ecuador o la incursión de un numeroso contigente paramilitar en los alrededores de la capital venezolana con el fin de atentar contra la vida del Presidente Chávez.
Puedo entender, en razón de las perversidades de la geopólitica y las presiones imperiales, el por qué de algunos cambios en materia de política internacional. Puedo entenderlo, no justificarlo. También comprendo, aunque me desagraden, las sonrisas y apretones de mano del Presidente Chávez con Santos. Sus amigos no tienen por qué ser mis amigos. Ante el anuncio de Arias Cárdenas como candidato para la gobernación del Zulia me olvido de su declaración traidora el 11 de abril, evocando la parábola bíblica de la oveja extraviada que regresa al rebaño. La política es compleja, me digo. Como trabajador cultural comprometido con la revolución, soporto a duras penas, en ejercicio límite de mi tolerancia y lealtad, los agradecimientos y felicitaciones públicas que le da el Comandante al ex-ministro de Cap II José Antonio Abreu, santón de las clases reaccionarias y especie de Sai Baba de la cultura elitista contemporánea, a quien nunca se le ha escuchado una palabra en favor del socialismo y quien, si hubiera tenido la oportunidad, se habría babeado también frente a Pedro Carmona de haber triunfado el fascismo. Esta es un revolución pacífica, razono, y las concesiones al enemigo son inevitables. Cuestión de imagen y tal.
Lo que es inaceptable de ningún modo es la inconsecuencia con los principios bolivarianos, anteponiendo razones de Estado a los intereses de los pueblos en lucha, entregando a un revolucionario. Sencillamente no se puede ceder a la petición de un gobierno caracterizado por la mentira, la violación a los derechos humanos y la agresión a otros países, pisoteando la integridad de un luchador, para colmos en violación del derecho internacional. Por si hay dudas, basta remitirse a la Declaración de Principios del PSUV (Libro Rojo.) Parafraseando una frase que siempre cita el Comandante: ‟Entre un gobierno amigo y los principios, me quedo con los principios.” Prefiero, un millón de veces, un gobierno calificado de ‟terrorista” por la canalla imperialista que el agradecimiento vergonzoso del presidente Santos. Total, viniendo de quienes viene, el calificativo honra.
Además del hecho en si mismo quiero referirme al silencio que la alta dirigencia del PSUV mantiene al respecto, estando como estamos acostumbrados a esa especie de repicar de campanitas cada vez que el Comandante hace un anuncio o toma una decisión. No ha habido hasta ahora ninguna declaración orientadora ante la estupefacción de un sector importante de la militancia, así como de los numerosos simpatizantes que tiene la revolución bolivariana en otras latitudes. Recuerdo al compatriota Maduro en unas declaraciones motivadas por un incidente fronterizo, sucedido en mayo del 2008, en el que se acusó a nuestro país de invadir territorio colombiano: “El ministro Santos odia a Venezuela, odia a nuestro pueblo, odia a nuestro gobierno, e insiste en la provocación” o ‟... el ministro Santos miente, repito, el ministro Santos miente, siempre miente sobre Venezuela, sobre nuestro país”. Yo le creí y le creo al Canciller. También le creo a Hector Lavoe (una de mis mayores devociones filosóficas) cuando dice ‟Quien dice una mentira dice dos, y dice cien, dice un millón”. Así que, compatriota Canciller: ¿Santos miente o no miente? ¿Cómo es la vaina? ¿Miente sobre Venezuela pero no sobre el periodista de ANNCOL? Menciono a Maduro pero también vale una declaración de la elocuente Cilia, el ex-comandante Soto Rojas o del cabezacaliente Bernal. Pareciera que si difícil es justificar la medida aún mas lo es criticar lo que muchos consideramos un grave error. No escogimos dirigentes en unas elecciones internas para que en momentos como este guarden silencio.
Lo mismo puede decirse de los medios informativos oficiales. Así, a esta hora TELESUR, en el pasado víctima de las maquinaciones del duo Varito-Chuky, se limita a publicar en relación al país hermano titulares como este ‟Colombia ha destinado más de 2,5 billones de dólares para atender emergencia por lluvias”, como si no bastará la corporacion mediática de la familia Santos para difundir la supuesta ayuda gubernamental a los tres millones de hermanos colombianos afectados por las inundaciones, el 80 % de los cuales tampoco tenía vivienda antes de las catastróficas lluvias. Ni hablar de la ínfima cobertura que VTV, Vive u otros medios gubernamentales han dado a las numerosas y calificadas opiniones adversas a la entrega de Pérez Becerra. Grave, tratándose de un periodista que ha denunciado la barbarie paramilitar y defendido repetidas veces a la Revolución Bolivariana .Hacemos la excepción de RNV pues hizo posible que escucháramos al profesor Vladimir Acosta, quien en su programa de opinión se pronunció con sólidos argumentos contra esta decisión.
He votado por este gobierno mas de una docena de veces. Merezco una explicación. Mi voto no fue para apoyar la deportación de un revolucionario a pedido de un gobernante oligarca.
Llegue a Joaquín Pérez Becerra, sus familiares y compañeros de lucha mis mas fervientes sentimientos de solidaridad.
Oscar Acosta
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Estamos de acuerdo con esta crítica. Considero de máxima gravedad para este proceso lo ocurrido con este caso, y que merecemos una explicación.
ResponderEliminarEl ruido provocado por este incidente sigue retumbando en la izquierda. Preocupa el silencio oficial, dando pié a interpretaciones que probablemente restarán votos en el 2012. Así de buena fue la jugada de traer al "sueco".
ResponderEliminarYo le miro el lado positivo: debe haber sido la mejor opción que le quedaba al comandante, que vale más que ese personaje a quien la guerrilla de teclado dio fama y sobre quien caen ahora muchas sospechas. No pasó los últimos años comiendo sardina en lata y limpiándose el rabo con hojas cuidándose del paraestado cachaco.
Insisto sobre mi opinión de que la opción bolivariana en Colombia no puede seguir siendo perseguida por estar secuestrada por un grupo estigmatizado a nivel mundial. Creo que ese es el mensaje de Hugo a Santos y las FARC, y no por primera vez.
Paz... y a cuidar del sueco y otras víctimas de la violencia para darle vida a una opción política zurda.
Franco Munini.