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miércoles, 7 de noviembre de 2012

¿Crítica a la autocrítica o crisis de la autocrítica?

Tras leer un artículo de Miguel Ángel Pérez Pírela, publicado en su columna Cayendo y corriendo ¿será cayendo de la mata o del pedestal? del diario Ciudad Caracas, referente a la autocrítica del Presidente Chávez, no podemos dejar de aventurarnos en adelantar unos cuantos desquicies de cosecha propia, que no serias, académicas y acartonadas reflexiones, sabiéndonos expuestos a las in-merecidas y académicas (des)calificaciones de parte de aquellas lumbreras y atalayas del conocimiento que no toleran que su sabiduría y academicismo sea cuestionado, léase criticado, por gente de a pie o sin los pergaminos académicos que los avalen y permitan chapear como críticos autorizados. Cuando Pérez Pírela en su escrito habla de hacer autocrítica sin reflexión, sin estudio o sin investigación y sin conocimiento de causa, nos está diciendo, antes que nada, que esta actividad no es para seres humanos ordinarios, pareciera que en un arrebato de reduccionismo, alumbramiento loco, redujera y privilegiara con esta actividad intelectiva, común a todo “ser humano” común y ordinario (discúlpennos la reiteración), a aquellos escogidos endiosados, que privilegiados a su vez por pertenecer a ese Olimpo, han tenido la fortuna de ser recibidos en los vetustos aposentos de la empolillada y olorosa a formol Academia. ¿En qué recodo del camino arrojaría nuestro marabino filósofo el cartesiano Cogito ergo sum: Pienso luego existo? En su programa de televisión cita a Hegel y habla de los tres momentos de la crítica: Tesis, antítesis y síntesis, como si fueran tres momentos estancos, separados. No le dice a sus televidentes que reflexionar es un proceso continuo e indetenible que solo cesa con la muerte y que todo ser humano es humano por eso mismo, porque vive en continua reflexión, por tanto la crítica y la autocritica a nadie está vedada. Con esa actitud, nuestro Carla Angola, nuestro porque está de este lado de la contienda política, y Carla Angola porque si no lo sabía, el analista del discurso se ha convertido en eso, alguien semejante a la citada ancla de Globovision. Nos preguntamos ¿Cuál de los dos será más pernicioso con sus actitudes y aptitudes a cuestas, aquella por su docta ignorantia o éste por su summa sapientia? Al parecer se cumple una vez aquello de que los extremos se tocan. No se da cuenta Pérez Pírela que con esa actitud él también se convierte en un hegemon del conocimiento y que en sus actuaciones desprecia de manera olímpica (Endiosada) la Episteme Popular, aquella de donde en cualquier época histórica que él tenga a bien revisar han tomado su caldo nutricio todos los saberes académicos habidos y por haber. Pide que para criticar se debe tener un conocimiento de causa. Qué más conocimiento de causa que aquel que tienen los ciudadanos ordinarios victimas de los atropellos de funcionarios rojos rojitos (de la franela para afuera) que de manera prepotente y pletóricos de ignorancia y malos modales los maltratan a diestra y siniestra cada vez que deben realizar un obligatorio trámite en cualquier oficina gubernamental. Qué más conocimiento de causa que el de quien transita por las inseguras carreteras venezolanas temeroso de caerse por un puente o barranco o devolverse por causa de un derrumbe o sino de ser asaltado y secuestrado en cualquier momento como si se tratara de un actante en una Opus Magna de terror donde se dan loas a la ineficiencia y a la corrupción dizque revolucionarias. Decimos a Pérez Pírela: la autocrítica no es aquella que se queda colgada en lo abstracto (nos hace recordar aquel juvenil artículo de Hegel de Quién piensa abstractamente y el ejemplo del reclamo de los huevos podridos), ni es tampoco un mea culpa (evidenciando su talante al martirio de esa fe tan vaciada hoy en día). La apelación a la autocrítica no puede convertirse en una nueva operación de manipulación a la población para así borrar o desvanecer en un todo homogéneo las responsabilidades que nada de homogéneas tienen. Las responsabilidades son concretas, localizadas y si no lo están entonces pueden ser localizables. Es crítica a los que mayor responsabilidad tienen. Vuelven a querer manipular, desvanecer, las contradicciones, las prácticas contrarrevolucionarias de los que hoy tienen bajo su responsabilidad la toma de decisiones en los grandes asuntos nacionales. Este maracuchito (grilluo por cierto), cree que con su doctorado obtenido en Europa ¡lo felicitamos! tiene el supremo juicio para calificar lo que pueden ser verdaderas críticas y autocriticas. En su encandilamiento no se percata que está siendo víctima de una suerte de eurocentrismo epistemológico que lo hace imaginar (alucinar) que puede pensar nuestra realidad desde los filosofemas aprendidos o en ellos adiestrado por allá. ¡Se equivoca! Lo invitamos a bajarse de la tarima, del escabel (semblant diría Lacan…!jajaja!.. Una Perezpirelada) y hacer crítica y autocrítica con el Poder Popular, allí donde se construyen saberes, conocimientos desde la praxis real, al calor de los espacios en pugna, reticular, barricadas tras barricadas, palmo a palmo. Es fácil dárselas de alumbrado, de operar desde la Ratio moderna o modernosa y desde la tan querida Fashion política televisada (la Revolución si es trasmitida o tan sólo ha sido trasmitida) y descalificar las críticas sentidas y vividas que emergen desde lo popular. Le decimos que esa Ratio moderna, eurocéntrica a estas alturas del juego apenas le servirá para dar clase de mundos congelados, petrificados, pero que nunca le servirá para producir saber, conocimiento real. Le invitamos por su salud mental (Bateson nos advertía ya de las epistemologías patológicas, sobre todo las de cartesiana abolengo) a que se baje de esa tarima y discuta de autocrítica y crítica, con la gente de Tiuna El Fuerte, los colectivos zamoranos, colectivos obreros, comités de agua, de tierra, con las víctimas de los ecoccidios con la gente de Perijá , las paraguas, las cooperativas en PDVSA, a ver como sale con su doctorado debajo del rabo ante tanta claridad, coherencia política , práctica y teórica. Invite a Roland Denis, Lorena Freitas, Carlos Lanz, critique con los compas de Radio Perola, de la Coordinadora Simón Bolívar, busque, como decía el Inventor del chavismo, el eterno panita Alí Primera, al obrero en la fábrica,... al cura de parroquia. Creemos camarada, compañero y hermano, usted no entendió a Marx, a Gramsci, Althusser, Fanon, Freire, ni a Mariattegui. Hermano usted en su afán de vedettismo intelectual, es víctima de una maquina epistémica que le roba su propia voz y lo convierte en un muñeco de ventrílocuo. Maquina inconsciente que lo usa para reproducir y ejercer el saber y el discurso desde una relación de dominio, de poder y por eso nunca desde quien habla desde la verdad que se construye al calor de las luchas. Hermano, la verdad no es una fabricación individual (mucho menos televisada en ese formato) sino que surge de actos de comunicación horizontal, democrática y sobre todo franca y sincera. Usted no se da cuenta que en su programa habla desde una autosuficiencia despótica y hogeneizante (rima con homeostasis) que cancela, anula la emergencia de las otras voces, muchas de ellas disidentes, críticas a situaciones que juzgan como contradictorias, ambiguas, paradójicas, nefastas para nuestro proceso revolucionario. Por lo demás, no es cierto que el camarada Chávez inventó la autocrítica y autocrítica desde el proceso. Permítenos decirte que pecas por tu espíritu adulador en otra equivocación. Recuerda a Muller Rojas, a Douglas Bravo, a Ceresole, Acosta Chirinos, a Elichiguerra FGR, cuando este acusó de corrupción a Miquilena y Chávez se opuso e influyó en la sentencia, exonerándolo de la acusación. ¡Ah! recuerda al camarada del Consejo Comunal del Barrio Isaías Medina Angarita, al que Chávez aplastó llamándolo mentiroso cuando éste públicamente alertó sobre el engaño del ministro Carrizales. Te lo decimos por toda la línea hermanito, Chávez, el PSUV, y camaradas como tú, tienen Catorce (14) años anulando no solo la autocrítica sino la crítica. Te decimos más: Con todo el amor y admiración (no adulación) que le tenemos a Chávez, pensamos que en él se encarna el gran impasse para la crítica revolucionaria. Si bien ha empujado como nadie las transformaciones, también ha frenado su movimiento de cualificación. No digas que Chávez inventó la crítica y autocrítica, más bien ha sido un saboteador o enemigo de ella. De paso la crítica no es abstracta, pretendiendo desvanecerla nuevamente en sólo un fashion show televisado. El comandante es experto en gestos teatrales (Teatro, puro teatro cantaba la Lupe). A 14 años de su arribo al poder se da cuenta que la única relación que hay entra la Revolución y la masa es electoral y clientelar. Otra no podría ser la relación de la estructura esquizofrénica del discurso y que revolucionario, del estado burgués y del partido único electorero con la masa emotiva (Psicología de las masas y Freud nos pudieran orientar). No nos damos cuenta que sólo atacando las causas de los impasses reales es posible un empoderamiento que vaya más allá de lo clientelar hacia formas de auto organizaciones conscientes. El Comandante sino ve lo real de estas causas sólo estará gritando desde Miraflores al vacio, hablando a solas o sino en un diálogo de sordos. No termina de entender la política ni lo político. Debe salir de esa fashion politik patológica y enfrentarse con lo real, no eludir televisivamente ni tratar de escapar de las contradicciones reales y ayudar a construir una ética política, esto es empoderar a la masa de responsabilidad y compromiso ético. Te invitamos a criticar en lo real, concreto, pletórico de determinaciones (palabra muy querida por los hegelianos de la praxis): Critiquemos al Poder Judicial en sus prácticas contrarrevolucionarias, critiquemos las actuaciones y las fortunas reales pero mal habidas de psuvistas, militares y civiles, critiquemos los atropellos de CORPOZULIA, critiquemos al gobernador del estado Bolívar (hoy candidato impuesto), critiquemos las practicas de la Fiscalía General de la Republica. Pregúntate y reflexiona cómo es que un Pran desde una cárcel del estado Bolívar manda más que el gobernador Rangel Gómez y Chávez lo dice públicamente como si fuera algo normal o poca cosa. Critiquemos como el Estado se pone de rodillas ante los pranes y envía sus mejores hombres a negociar de tú a tú. ¿Esa circunstancia no hace llegar hasta tus neuronas olfativas el tufillo de que cada cárcel venezolana es en sí misma un Estado dentro del Estado Bolivariano? Hay más de qué criticar pero concluyamos diciéndote que critiquemos en lo concreto, allí donde están las contradicciones, impasses reales, no hagamos críticas ni autocríticas abstractas ni mucho menos las televisadas y vaciadas para encumbrarse en ese medio. Ustedes con su praxis han anulado, hasta censurado las críticas reales, concretas durante estos catorce años. Pregúntale a los ministros y diputados psuvistas, a los militares, al mismo Chávez, si pertenecen a alguna comuna o consejo comunal. ¡Ninguno pertenece a ninguna de esas figuras! No creen en la nueva geometría mucho menos en la Explosión del Poder Popular. Solo explotan políticamente a la masa una y otra vez en los largos y sucesivos torneos electorales que cada vez se parece más a los realitys shows con los que el imperio y su corporación trasnacional comunicacional nos acogota diariamente, todo un Fashion politik. Cuando hablas de convertir la autocritica en una moda viertes sobre tu discurso (no sabemos si en inconsciencia o en tu autoconciencia) todo lo fashion de lo que está recargado tu pensamiento revolucionario. Pérez Pírela no se da cuenta que cuando el Presidente hace su regañona y televisada autocritica acompañado de su gabinete ministerial convierte lo que puede ser un ademan serio de corrección y enmienda de una mala e ineficaz gestión gubernamental en un gesto teatral, en un reality show político más. Si él es Doctor en filosofía y analista del discurso este pueblo tiene un Post Doctorado jodidamente obtenido en más de 50 años viendo telenovelas y cuanto programación basura con la que nos han bombardeado y continúan bombardeado los medios oligárquicos sin que hasta los momentos los órganos de la Revolución involucrados con el asunto no hayan rozado ni con el pétalo de una rosa tan aberrantes programaciones. Este pueblo sin estudios ni pergaminos académicos para hacer autocrítica sabe mucho de gestualidad y es experto en leer las expresiones de los politiqueros de oficio y de cualquiera que funja o finja como ministro. No es la primera vez que El Presidente regaña pública y televisivamente a sus ministros, gobernadores y funcionarios del Alto gobierno, sin que estos tengan el menor gesto de vergüenza o de dignidad renunciando a sus cargos por ineficientes, mientras los elementos de la masa seleccionados para asistir como publico de relleno aplauden y vociferan… ¡Así, así así es que se gobierna! Por eso pensamos que el gesto es uno más dentro de la gestualidad gubernamental. En un país serio y menos novelero como el nuestro ya el Gabinete Ministerial en pleno habría puesto sus cargos a la orden. Que sepamos el único ministro que ha asumido una actitud digna fue Jesse Chacón cuando renunció, no por ineficiente sino por causas ajenas a él o a su gestión pero que lo salpicaron directamente. Acaso hay que tener altos estudios filosóficos para darnos cuenta que catorce años han sido suficientes para ver más que algunos gestos y ademanes que indiquen la existencia de voluntad política para acabar con la chatarra burocrática gubernamental que solo sirve para estorbar el verdadero avance de la revolución. ¿O piensa Pérez Pírela que creando nuevos ministerios y panoptikones de control de gestión es como se abrirán los cauces a la democracia participativa y protagónica? No hay que estudiar ni investigar mucho para darnos cuenta que en todo este tiempo además de haber corrido mucha agua bajo y sobre los puentes y techos de los desamparados pobladores de nuestra nación, lo que ha ocurrido es una petrificación de la crisis gramsciana y aquello que aun no termina de nacer y lo otro que no termina de morir permanecen abrazados como inseparables hermanos siameses, generándose lo que algún pensador llamara una monstruosidad. Grupo Macarapana Colectivo de Análisis Transdisciplinario

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