CUALQUIER SUMISION ES NUESTRA DERROTA. SOLO LA ACCION SOBERANA DEL PUEBLO ES LIBERTAD
miércoles, 25 de enero de 2012
Nuevas maniobras contra Julián Conrado
Este 31 de enero trasladarán a los tribunales al cantor Julian Conrado. Se tejen nuevas maniobras colombo venezolanas buscando lapidar al ruiseñor de la selva.
Atentos, acompañemos al cámara.
Libertad y asilo al compatriota bolivariano.
Carta de la poetisa Kloriamel Yépez (Mafalda)
Querido Julián Conrado
Kloriamel Yépez Oliveros
Pacheco, por si no lo sabes, es la legendaria personalización del mágico y caraqueñísimo frio decembrino que por estas fechas baja del Guaraira Repano, distinto a todos los otros fríos estacionales del mundo, porque es un frío tan urbano, contaminado y bullanguero, como moderna es su leyenda.
Con Pacheco te envío esta salutación de fin de año en nombre de millones de venezolanos que no te conocen pero te intuyen a pesar del silencio de los media anticomunistas de izquierda y de derecha. Esos millones de venezolanos son tus solidarios porque el pueblo venezolano es esencialmente revolucionario, si no, no estaría Chávez en el sitial internacional en el cual lo colocamos, a punta de pura solidaridad con el joven soldado que asumía la derrota y la responsabilidad golpista. En ese mismo instante, en tiempo real de transmisión televisiva, dejó de ser un vulgar milico sedicioso y lo convertimos en un rebelde revolucionario, sin siquiera indagar quién coño era.
Hoy, los media anticomunistas de izquierda y derecha, te mantienen secuestrado, amordazado, impidiendo que el pueblo solidario sepa de ti. Todo poder corrompe y el poder omnímodo pudre; por eso los gobiernos mientras más poder acumulan, más le temen al pueblo, y al silenciarte a ti, intentan silenciar a dos pueblos hermanos desde siempre, insumisos desde siempre, dispuestos a vencer desde siempre; no en vano Bolívar nació en Caracas y murió en Santa Marta, traicionado por los poderosos de aquí y de allá, pero Bolívar, ni en la más angustiosa de sus soledades, habría considerado mejor amigo a Santos, y esto no lo afirmo para consolarte, lo afirmo para ratificarnos que sólo el pueblo salva al pueblo, y en eso andabas con tu canta cuando el sicariato olfateó la recompensa ofrecida por la saña burguesa colombiana, y codiciada por la ignominia burguesa venezolana.
Con Pacheco te envío además la invitación a Barquisimeto para que nos cantes cuando te devuelvan la libertad y te hayas tratado adecuadamente el cáncer que padeces, cuando te haya prodigado Venezuela, en desagravio, las mismas atenciones que a la convalecencia de Chávez le prodigamos todos los militantes del socialismo, todos los confesos de revolución, todos los convictos de futuro, todos los millones de venezolanos que de haberse enterado del crimen de lesa Patriagrande, cometido en tu contra, se habrían expresado dignamente y ya estarías cantando con nosotros en plazas de pueblos.
Tengo la certeza, y te la envío también con Pacheco, de que no vas a sufrir la inexplicable condena de Pérez Becerra, tengo la certeza de que la inteligencia política se va a recuperar pronto, al menos en tu caso, pero si me equivoco, juro que haré lo posible y lo imposible para enmendar la plana que iniciamos, la por ahora, fausta madrugada del cuatro de febrero de 1992.
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